Comunicación |

Muchas veces me lo cuestiono, cómo empezamos tan desunidos y rompimos tan fusionados. 
Por qué éramos ceniza cuando debíamos sentir fuego.
Por qué éramos risas cuando debíamos sentir furia.
Por qué éramos silencio cuando debíamos sentir ruido. 
Por qué éramos todo aquello que no nos atrevíamos cuando debíamos escupirnos todo. 
Y al final nos enfrentamos sin batalla entre medias y de hacer el amor pasamos al orgasmo fácil, de descubrir mundos nos quedamos en paseos livianos, de los "te amo" pasamos a las "buenas noches" y de las caladas de ese cigarro compartido solo exhalábamos el humo en noches marchitas. Tu mano sobre mi cabello ya no construía tirabuzones, ni mi boca sobre tu lengua hacía maravillas. Tus caricias morían con cada suspiro de mi alma y mi alma moría con cada rechazo. Los pies ya no me dolían de andar en tacones porque cada parte de mi cuerpo ya estaba rota, ni tú corrías maratones porque de tanto arrodillarte creaste tu propia y dolorosa peregrinación sin retorno. 
Y muchas veces me lo cuestiono, cómo empezamos tan desunidos y rompimos tan fusionados. Y muchas veces se pasea por mi mente la misma sentencia y vuelve lo que en un principio estaba escrito: porque fingíamos lo que no "éramos" y no declarábamos lo que realmente "sentíamos". 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Hasta el último suspiro |